Llegué a esta casa de cuero y creatividad hace más de cinco años. Soñé estar acá mucho antes, pero el destino todavía no concretaba su plan. Mi nombre es Leonardo Coto Sáenz, pero todos me conocen como Leo. De mi experiencia puedo hablar mucho pero hoy les deseo compartir un poco de mi peregrinaje en Cueropapelytijera y el reto que ha significado ser vendedor de un producto dirigido a un público mayoritariamente femenino.
Creo todos nacemos con alguna vocación, a veces a flor de piel otras veces escondida. Mi vocación desde mi primer trabajo fue el cliente. La atención y el servicio al cliente es un concepto amplio y complejo pero para mí se resume en un proceso de interacción, escucha, observación, empatía y satisfacción. Los clientes de Cueropapelytijera son, desde mi punto de vista, personas con una conexión profunda con nuestra marca, no importa sean clientes antiguos o nuevos.
Al asumir el puesto de encargado de ventas en la tienda reafirmé sobre esta conexión. Asumí el reto con optimismo y a la vez con temor. Un temor enmarcado en cómo hacer para vender un producto dirigido a un público mayoritariamente femenino. Para mí la mujer es un hermoso reto en el ámbito de ventas. Considero muy valioso darles ese lugar de importancia. Esa trascendencia que va de la mano con escucharlas, hacerlas sentir a gusto y respetar su espacio. Mi acción de venta hacia ellas va siempre acompañada de un halago. ¡Todas las mujeres merecen ese pequeño halago!. Dentro de su belleza está ese atributo para muchos imperceptible pero que yo trato de resaltar. La mayor satisfacción después de unos minutos es poder verlas convencidas, satisfechas y contentas de haber adquirido lo que buscaban.
Con el tiempo el temor inicial que implicaba este reto laboral, fue convirtiéndose en un proceso transparente y honesto entre mi forma de ser y las necesidades del cliente. Comencé a madurar como vendedor y a entender cómo dar a nuestros clientes un momento o experiencia de compra satisfactoria, alejándome de artimañas que muchas veces se utilizan para finiquitar una venta y que resulta contraproducente, agobiante y molesto para el cliente. Ese definitivamente no es nuestro estilo.
En Cueropapelytijera he podido crear una experiencia de compra más distendida, conectarme no sólo con el cliente sino con el producto. Creé un escenario de total lectura, de escucha para encausar la necesidad del comprador. Me llena de satisfacción poderles recibir en nuestra tienda no solo con un saludo de bienvenida sino, darles esa libertad para enlazarse con nuestro infinito mundo creativo.